Fotografía: Pedro M. García Vázquez.
Entonces toda iba en serio, tus últimos tragos a la cerveza mientras me apretabas la mano con fuerza, hasta dejarme oscuras marcas. Cortabas la cocaína sobre una foto en la que sonreías como mirando a la nada, y un laberinto de barro y cristales rotos, acechaba tus últimos días. Entonces todo iba en serio, la marca del suero en la vena, y los libros de James Joyce amontonados sobre el alfeizar sucio y los viejos cigarrilos. Y tus bragas llenas de sangre, y el balbuceo de un niño que intentaba pronunciar tu nombre. Entonces todo iba en serio, absolutamente en serio, como las viejas cuchillas llenas de herrumbre que abrieron tu cuerpo una fría noche de enero.